Ese anillo de plata que lucías: "Más grande que el de Keith Richards", y que arrojabas a la barra con tu orgullo generoso cuando estabas sin blanca, diciendo en voz bien alta - ¡Pago yo! -, nunca te fue aceptado.
Va a tu cuenta también este homenaje en el que se aúna el esfuerzo de los que te conocimos o quisimos, tal como eras, con el de quienes ni llegaron a saber de ti.
Todos pensamos que la mejor manera de honrar tu memoria es demostrar que quizás tú ya no estás... pero nosotros sí.
Animales reunidos.
Va a tu cuenta también este homenaje en el que se aúna el esfuerzo de los que te conocimos o quisimos, tal como eras, con el de quienes ni llegaron a saber de ti.
Todos pensamos que la mejor manera de honrar tu memoria es demostrar que quizás tú ya no estás... pero nosotros sí.
Animales reunidos.